“Siempre es bueno soñar y soñar es gratis, uno por ahí sueña muchas cosas…” dijo Nairo Quintana el lunes pasado en la rueda de prensa con la que se anunció con bombos y platillos su regreso al Movistar Team para la temporada 2024.

“Soñar” esa palabra de cinco letras tan bonita, pero que a veces puede convertirse en una pesadilla. Y es que Nairo “soñó” durante todo el 2023 con regresar al máximo ciclismo del mundo tras su abrupta salida del equipo francés Arkea – Samsic, pero se encontró ante el incubo de la UCI que lo vetó encubiertamente de ser fichado por equipos de primera y segunda división en una movida cargada de mala leche y una fea palabra que empieza por R y termina en O que no vamos a registrar aquí.

Nairo Quintana, entre lágrimas, agradeció su regreso a Movistar

Un Nairo cargado de emociones que incluso se emocionó hasta las lágrimas en la apertura del acto, fue el que pudimos volver a ver en un escenario donde se celebraron sus más grandes triunfos, incluidos los tres podios del Tour y las victorias en Giro y Vuelta, en aquellos días en los que irradiaba alegría y reflejaba el orgullo de todo un país.

Pero la vida como una etapa de ciclismo tiene subidas y bajadas y al Nairo más brillante le sobrevino la catástrofe en el Tour de Francia de 2022, cuando fue acusado de consumo de Tramadol, sustancia que hasta entonces no era considerada dopaje, pero que sí ocasionaba descalificación de la máxima competencia del ciclismo a nivel mundial.

El de Cómbita negó hasta el cansancio que hubiera consumido este producto, ni siquiera por error, y en un acto de valentía enfrentó a la UCI que movió todo su aparato burocrático para ganarle el pulso al colombiano en el TAS. Y tras el fallo vino la venganza desde Aigle con veladas amenazas de descalificación a todo equipo que osara siquiera tener en cuenta a Nairo para reforzar su plantilla en la temporada 2023.

¡Cuesta arriba! Nairo Quintana y una realidad difícil de afrontar

La cara larga que ya mostraba el boyacense en el campeonato nacional de Bucaramanga, donde fue tercero en la prueba de gran fondo, daba visos de lo que estaba sucediendo y por suceder: Una temporada completa por fuera del ciclismo y la clara inminencia de ser retirado por la puerta de atrás.

El 2023 fue pasando y Nairo a pesar de cien millones de rumores y de ríos de tinta, nunca encontró equipo y en una Vuelta a España a la que fue en calidad de espectador, ni siquiera invitado por la competencia que supo ganar en 2016 pero que es propiedad de ASO, misma empresa dueña del Tour de Francia, pasó a saludar a su antiguo equipo el Movistar Team y allí se prendió la lampara del genio.

Nairo, tras mil y un palos en la rueda, encontró finalmente lugar para que su brillante carrera deportiva, quizá la mejor en casi 100 años de historia del ciclismo colombiano, no terminara de manera abrupta. No obstante, el mismo Quintana no se llamó a engaños y “pasó la batuta” a nuevas generaciones de ciclistas colombianos y para completar en un rapto de honestidad afirmó:  “Han pasado años y esta generación es fuerte, no voy a engañar a nadie y no me voy a poner con más compromisos de los que no puedo”.

¡Cuesta arriba! Nairo Quintana y una realidad difícil de afrontar

Sabias palabras de un Quintana más maduro y aplomado que con seguridad y si la rácana UCI lo permite terminará su carrera deportiva como la empezó hace más de una década, en el corazón del pelotón del máximo ciclismo mundial, su lugar feliz en el mundo, donde pertenece y de donde nunca debió ser sacado por la fuerza. Y desde aquí tal y como le gritamos en aquel Tour de Francia de 2013 donde llegó a pasarle caramañolas a Alejandro Valverde y terminó subcampeón, campeón de los jóvenes, rey de la montaña y ganando etapa el 20 de julio: ¡Vamos Nairo!

Mientras tanto, en el Putumayo se abrió el jueves pasado la Vuelta del Porvenir, contraviniendo una vez más a los visionarios del desastre y el fin del ciclismo colombiano, doscientos seis sueños e ilusiones para parafrasear a Nairo tomaron la partida en Mocoa para dejar prueba fehaciente de que el ciclismo colombiano goza de cabal salud y en búsqueda de una nueva generación que otra vez parafraseando al campeón de Giro y Vuelta: “Tome la batuta” de una inolvidable generación de ciclistas colombianos.

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Al mismo tiempo, en el hermoso departamento del sur del país, el “porvenir” del ciclismo femenino nacional también se da cita en el Tour Femenino, la segunda carrera en importancia del calendario ciclístico colombiano para la categoría. Evento de categoría élite pero en la que hasta el día de hoy han brillando talentos jóvenes de menos de 23 años. Sueños e ilusiones que con trenzas al viento viajan en bicicleta apuntando a dejar en alto en el inmediato futuro los colores de Colombia en carreteras del mundo pues eso es lo que han hecho desde hace ya un siglo hombres y mujeres colombianos, a bordo de una bicicleta poner el amarillo, azul y rojo en lo más alto del podio alrededor del mundo.

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