Junior nunca se enteró que estaba jugando la Libertadores. El club y los hinchas sí, el técnico y los jugadores no. Al menos no en los octavos de final ante Colo Colo. En su centenario no pudo regalarle a su público un solo triunfo en casa, donde se agradece el apoyo. Un triunfo y el pase a cuartos era lo menos. Pero no merecía pasar. Le tocó un sorteo benigno, medirse ante el, quizás, rival menos complicado de los quince posibles. No supo aprovecharlo. En los dos choques ante el Cacique chileno mostró una blandura no apta para esta competencia. Y los epítetos de Bacca al final demuestran el enojo de los futbolistas consigo mismos.
¿Quieres ver los partidos del fútbol colombiano desde cualquier lugar? Suscríbete aquí a Win Play
La Copa se juega de otra forma, con fútbol y con el alma, con pierna fuerte y templada. “Es decepcionante porque la nómina de Junior es superior a la de Colo Colo”, escuchamos por ahí a algún comentarista de TV. ¿Siempre es superior…? Si lo es hay que demostrarlo. No lo hizo. En el acumulado de los dos choques, Colo Colo fue claramente más. Y ganó los dos. También se oyó que era favorito en la serie. Error. Cuando se enfrenta a un grande como el Albo, aunque no esté en un momento estelar, es cincuenta y cincuenta, nunca demasiado favorito, hay que jugar y concretar. El Colo tiene toda una historia en la Copa: campeón, subcampeón, semifinalista varias veces. Lo de favorito hay que dejarlo para Flamengo, Palmeiras, São Paulo. Ni River es candidato contra Colo Colo. “Resultado remontable en el calor humano y climático de Barranquilla”, se había escrito. Si se empieza a pensar en el calor y la humedad como aliados estamos listos, no juegan ninguno de los dos.
Lo manifestamos tras el 0-1 en Santiago: se puede levantar el marcador, pero cambiando la actitud. No se dio. No hubo juego ni liderazgos. Ni liderazgos de adentro ni de afuera, Reyes no transmitió. Para peor, a los 22 minutos se fue lesionado Jermein Peña, el que mejor entendió cómo se afronta el fútbol en el plano internacional. Él, Olivera, Fuentes y Bacca lo captaron, el resto se desenvolvió en modo doméstico.
Y aparte de lo espiritual falló lo futbolístico: no tuvo cambio de ritmo en tres cuartos de cancha. Si no se cambia la marcha no hay sorpresa y sin sorpresa se facilita la tarea defensiva del rival. Es una cadena. Enamorado recibe y frena, y la defensa se acomoda.
No dejes de ver más columnas del periodista Jorge Barraza
Cabe remarcar, también, que hubo una involución entre el debut, el 3 de abril, y este martes triste. Aquella noche, en Río de Janeiro, un Junior brioso, con apetito de gol y contundente sacudió a Botafogo con un 3 a 1 ilusionante, pleno de autoridad. Cuatro meses y medio después pareció un enfermo terminal, demacrado, sin fuerzas.
Minuto 4: Didier Moreno lo dejó a Bacca de cara al gol, pero el goleador definió apurado y mordido, y se le fue desviado el tiro. Mala señal.
Minuto 21: Jermein Peña salta a cabecear, cae mal, se le dobla el tobillo y sale del campo. Segunda mala señal. Lo reemplaza Rafa Pérez, que se iría expulsado por una reacción tonta.
Minuto 43: Mele saca largo (y sin dirección), Colo Colo recupera, la toma Zepeda sin nadie que lo marque en varios metros a la redonda, un descuido insólito en el fútbol modelo 2024, Zepeda, la acomoda, la recontraacomoda, se perfila, mira, elige el palo y la clava desde 25 metros junto al poste derecho de Mele. Que no estuvo feliz, pudo hacer algo más ahí. Taparla, por ejemplo.
Minuto 45 + 2: Gol de Junior. Buena combinación (su única en el partido) Cariaco González-Didier Moreno-Bacca que el número 70. A propósito: 70, 80, 90, 99, insoportables números de fútbol americano. Antes era más lindo, uno decía “¡Qué bien jugó el siete…!” y ya se sabía que era el puntero derecho. Ahora por ahí lleva el 109 en la espalda.
Minuto 49: El tosco zaguero Falcón, que había regalado una pelota increíble a Bacca en el juego de ida, lo volvió a hacer. Se puso a pensar (algo que él no debería hacer), se enredó con la bola y se la entregó a Bacca para que marque el 2 a 1. Bacca, le devolvió el favor: la mandó afuera. Tercera mala señal. Ya venía todo torcido.
Minuto 54: Centro de Edwin Herrera de izquierda a derecha a la cabeza de Yairo Moreno, entra solo e impacta desviado. Segunda chance clarísima desperdiciada en cinco minutos. Ahí recordamos el dicho brasileño: “Quem não faz, leva”.
Minuto 74: Y levó… Tras una magnífica pared larga Gil-Wiemberg-Gil- Wiemberg, éste remata al gol y Mele salva con su pie izquierdo a lo Dibu Martínez. Córner. Otra salvada. Córner de nuevo a cargo de Gil, cabezazo precioso del paraguayo Paiva al travesaño y, cuando cae, el amigo Falcón la empuja a la red: 2-1 Colo Colo.
Pésimo registro del FPC como local en la Copa Libertadores 2024
Ahí se bajó la persiana para Junior. Hubo 23 minutos más, daba igual, no tenía con qué. Ya estaba desdibujado, confuso, nervioso, sin una idea que le permitiera generar un ataque profundo. Llegaron cambios que no cambiaron, la expulsión de Rafa Pérez por dar un golpe en el pecho a Pizarro… Y el agrande de Colo Colo. Porque no hay mejor jugador que el optimismo. Vio que lo tenía el equipo chileno y no lo soltó. Para redondear, entró Arturo Vidal a armar un poco de embrollo. (El América pensó seriamente en gastarse 2 millones de dólares en este Vidal…).
Arturo Vidal se pronunció después de la victoria en Copa Libertadores
Fuentes siguió peleando, Bacca buscando, Olivera metiendo. Los demás estaban en otra, jugando un partido insignificante, vaya a saber por qué copa. Pero no era la Libertadores.
No te pierdas detalles sobre nuestra selección Colombia, aquí.
Si te gusta la Premier League, LaLiga, la Serie A y las ligas sudamericanas, podrás encontrar toda la información en la sección de fútbol internacional.