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Mucho  se  habla, que tan determinante  es la función de un  director técnico de fútbol en un club o selección nacional. Unos dicen que es el  30%, y que los  jugadores tienen el 70% de responsabilidad; mientras  que otros  dicen  que, es compartido;  50% para los futbolistas  y el otro  50% para el adiestrador o estratega técnico. 

Si bien,  el trabajo de un equipo se mide  por  los  resultados  y el nivel de juego demostrado  en el terreno de juego cada tres u ocho días.  Pero  en  la planeación, dirección, ejecución  y evaluación de un proyecto deportivo, es de vital importancia  el trabajo que se realiza  en el día  a día,  el  análisis detallado  de cada sesión de entrenamiento.

Por eso  de aquí surge un tema, que una cosa es  dirigir  a  un club de  fútbol  y otra  a una selección nacional.  El  encargado de  un equipo de fútbol  de una determinada  liga, se le llama entrenador; mientras  el responsable de  una selección de  fútbol que representa  a  un país; se le  llama,  seleccionador. 

El entrenador  se caracteriza  por  tener  un trabajo  diario con su grupo de  jugadores, de poder  hacer  modificaciones  tácticas con  una mayor  disposición de  tiempo,  y  en consecuencia de fortalecer  un modelo de juego desde la perspectiva colectiva. 

Mientras que en la actualidad, un  seleccionador  tiene muy poco tiempo para  realizar  sesiones  de entrenamiento  con su  plantel de  jugadores.  Y las que pueda  hacer  están más  enfocadas  a optimizar  las  virtudes  individuales,  con el objetivo de fortalecer el funcionamiento colectivo.  Realmente  su verdadero trabajo pasa en observar  jugadores  y mantener  el  seguimiento  de estos.  Y desde luego  en el poder de decisión para  poder  elegir  a los  jugadores  correspondiente para afrontar cada  partido,  ya que cada confrontación es  una  historia diferente.  

En Colombia  tuvimos  dos  técnicos  que  paralelamente dirigieron a  un club en el fútbol colombiano  y a la  Selección Cafetera. Estos fueron el médico  Gabriel  Ochoa  Uribe,  que  estuvo  a cargo del combinado nacional  en 1963 y en 1985.  Durante este primer lapso,  fue  entrenador  de  Millonarios de  1961 a  1964.  Y en el segundo periodo al frente  de la tricolor,  se encontraba dirigiendo al América de Cali; al cual  adiestró de 1979  a 1984  y de  1985  a 1991.  

Y el otro director técnico al que hacemos  referencia, es al  odontólogo y gran pensador del fútbol colombiano; Francisco Maturana, el cual dirigió a  Colombia  en tres periodos, de  1987 a  1990, de 1993  a 1994  y  de 2001  a 2003.  Y fue  en el primer periodo al mando de la  “Tricolor”, que estaba también  entrenando al Atlético Nacional.  

Estos  dos ejemplos  nos demostraron,  que se podía ser  entrenador  y seleccionador  al mismo tiempo;  y la ventaja competitiva  para desarrollar  esta labor,  era que la materia prima se encontraba en el país, y se tenía  a disposición en cualquier  momento del año.  Es importante recordar que la base de la Selección Colombia que disputó el Mundial de  Italia 1990,  era la columna vertebral del Atlético Nacional  campeón de la Copa Libertadores de 1989. 

Y bueno,en el balompié  contemporáneo; los mejores  exponentes  del concepto de entrenadores de un club de fútbol a nivel  mundial son José  Mourinho, Pep Guardiola,  Arsene Wenger, Diego  Simeone   y  Jurgen Klopp.  Traemos estos nombres,  porque  son directores técnicos  que han sabido  mezclar su capacidad, con  las  herramientas  que tienen a su favor; para  desarrollar  un trabajo que aparte de generar buenos resultados; se plasma  una identidad  y un modelo de  juego  totalmente definido. 

El fútbol se ejecuta  por  los  jugadores,  y estos  son la esencia del fútbol,  pero para que estos  tengan  un gran nivel  y  un carácter colectivo dentro  del  terreno de juego,  requieren del direccionamiento de un entrenador o de  un seleccionador. Esto dependerá  del contexto  en que se esté hablando,  si es con un club o con una selección nacional.  

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