A pocos días de iniciar el Australian Open, primer torneo de Grand Slam de la temporada, nos surgen varios interrogantes como quiénes serán los campeones o cómo le irá a nuestros deportistas colombianos. Todos queremos disfrutar de este maravilloso torneo y centrarnos en lo estrictamente deportivo, pero por razones ya conocidas se nos atraviesa el escándalo de Novak Djokovic.

El número uno del mundo siempre se ha declarado en contra de la vacunación contra el COVID-19 y esto le ha traído todo tipo de problemas. Hace unos días, llegó a Australia con la intención de retener la corona de campeón y superar la línea de 20 torneos de grand slam que comparte con Rafael Nadal y Roger Federer. Sin embargo, se encontró con problemas en la aduana porque el gobierno australiano le prohibió el ingreso al país por no estar vacunado. 

En este caso hay muchas luces y sombras porque vacunarse o no es una decisión personal y nadie está obligado a hacerlo. Pero cuando practicas una profesión en donde todo el año se viaja alrededor del mundo y no estás vacunado pones en riesgo a muchas personas, entre ellos a los fanáticos que pagan una boleta y asisten para verte jugar. De ahí sacan parte de los premios millonarios que te pagan, así que lo mínimo que puedes hacer es corresponder a ese sacrificio con una cuota de tu parte respetando las normas de cada torneo y de los países donde vas a jugar. 

No se le puede pedir profesionalidad a un deportista que a los 34 años ha ganado decenas de torneos y que para algunos es el mejor tenista de la historia (para mí respetuosamente no lo es ni lo será), pero sí denota una gran falta de responsabilidad el querer saltarse las normas. No puede pensar que por ser el número uno del mundo puede hacer lo que quiera, ya que es un ser humano común y corriente tanto como ustedes estimados lectores o como yo, y el tener cientos de millones de dólares en la cuenta no lo hace más inmune al virus.

No podemos olvidar que en junio de 2020 cuando recién inició la pandemia y casi todo el planeta estaba confinado, decidió organizar un torneo de exhibición en Serbia, Croacia y Bosnia sin ningún tipo de protocolo y el resultado fue una gran cantidad de tenistas y aficionados contagiados. Parece que el serbio no aprendió ni quiere aprender.

A pesar del confinamiento al que fue sometido y del escándalo generado a nivel mundial porque se investiga si viajó dentro de los 14 días anteriores a su llegada a Melbourne, todo parece indicar que va a jugar el torneo gracias a sus abogados. 

En mi opinión el gobierno no debería dar marcha atrás como ya pareció hacerlo y no se le debería permitir jugar el torneo. Las normas están hechas para cumplirlas y no es una cuestión de querer vacunarse o no, es una cuestión de lógica y respeto. Además, seguramente este problema lo tendrá en varias ocasiones más porque Australia no es el único país que exige la vacunación.

Si le dejan jugar lo más probable es que ganará porque hoy por hoy es el mejor del mundo sin discusión, pero los títulos y el dinero no lo son todo. Al final de su carrera los números le acompañarán, pero la grandeza va mucho más allá y de eso le falta bastante.

Feliz semana.