En otro recital nocturno en Nueva York, el tenista español Carlos Alcaraz derrotó el miércoles al alemán Alexander Zverev y clasificó a las semifinales del US Open, donde le espera un feroz choque con el ruso Daniil Medvedev.

Alcaraz, vigente campeón de este Grand Slam, se impuso a Zverev por 6-3, 6-2 y 6-4 en dos horas y 29 minutos de partido en una noche de intenso calor en Flushing Meadows.

Carlos Alcaraz sigue intratable en el US Open

El prodigio español, de 20 años, jugará sus segundas semifinales del torneo el viernes ante Medvedev, último paso hacia el ansiado reencuentro con Novak Djokovic en la final del domingo.

"Me siento muy cómodo jugando en esta pista, en Nueva York. Estoy mostrando mi mejor nivel en esta pista", aseguró Alcaraz. "Estoy listo para una gran batalla contra Medvedev en semifinales"

Ante Zverez, subcampeón del torneo en 2020 y primer rival de entidad en el torneo, Alcaraz firmó un ejercicio de extrema efectividad, convirtiendo sus cinco pelotas de quiebre y salvando las cuatro de Zverev, además de explotar su mayor frescura física.

"El año pasado fue muy duro. Desde la cuarta ronda jugué cinco sets hasta la final. Ahora solo llegué una vez al cuarto set", recordó. 

Zverev, que sigue peleando por recobrar su mejor versión tras la grave lesión del año pasado, venía de protagonizar el partido más largo de esta edición ante Jannik Sinner.

Alcaraz sigue disfrutando de un idilio absoluto con la afición de Nueva York, el escenario donde se dio a conocer al mundo en 2021 con 18 años y que en la siguiente edición lo vio coronarse campeón y número uno más joven de la historia.

El español es el hijo adoptivo de una afición que no celebra un título masculino desde hace dos décadas y que llenó los 23.000 asientos de su monumental pista central para alentarle en una noche de sofocante calor y humedad.

Con una temperatura superior a los 30º, ambos jugadores se refrescaron en los descansos con toallas heladas, mientras en la grada abundaban los abanicos y los ventiladores de mano.

Energía limitada

Desde que es el gran enemigo a batir en el circuito, Alcaraz ha equilibrado su juego, osado por naturaleza, con un sentido más estratégico, identificando los puntos débiles de sus oponentes.

En este cruce, el flanco débil de Zverev era su tanque de energía, muy limitado por la batalla de casi cinco horas que sostuvo dos noches atrás frente a Sinner.

El ex número dos mundial, de 26 años, quiere demostrar que está al nivel con el que conquistó 20 títulos y cinco Masters 1000, pero las piernas no le alcanzaron el miércoles ante el relámpago español.

Apuntando a las líneas, Alcaraz puso bajo presión al alemán para que corriera de extremo a extremo.

"Todo lo que sea un 'rally' (intercambio) largo, te beneficia", le repetía desde la grada su entrenador, Juan Carlos Ferrero.

En el arranque, Zverev acepta el bombardeo y pone también a prueba el muslo izquierdo de Alcaraz, vendado de nuevo por algunos dolores que irrumpen en el último Grand Slam del año.

Nadie concede una pelota de quiebre hasta que Alcaraz, en el séptimo juego, se despista con un sencillo remate a la red y le pone en bandeja su servicio a Zverev entre los murmullos de decepción del público.

El alemán tenía una de esas pocas oportunidades que se presentan ante Alcaraz, pero le tiembla la raqueta en una volea y permite que Alcaraz se escape.

La oportunidad cambió de bando y el español no la dejó pasar para anotarse el primer set en 49 minutos.

Efectividad extrema

A Zverev le tocaba remar contra corriente en la misma pista donde Medvedev había clamado unas horas antes que, si les siguen haciendo jugar en días tan calurosos, "un jugador va a morir".

Zverev no se desmoralizó por las carreras ni por esos puntos mágicos de Alcaraz que ponen en pie a la mayor pista del mundo y se viralizan de inmediato por las redes sociales.

Pero el alemán carecía del punto de chispa de su rival y entregó también el segundo set bajo una lluvia de latigazos de Alcaraz.

Antes de la tercera manga, Zverev se conjuró en el vestuario para dar la última pelea, pero la precisión no estaba de su lado.

El alemán encontró otras tres pelotas de quiebre, pero se le escaparon ante un Alcaraz al que solo le hizo falta una para avanzarse 5-4 y finiquitar la noche con su servicio.

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