El serbio Novak Djokovic, seis veces campeón de Wimbledon y defensor del título, derrotó el viernes al británico Cameron Norrie por 2-6, 6-3, 6-2 y 6-4, clasificándose para su 32ª final de un Grand Slam.
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El número 3 del mundo necesitó dos horas y 34 minutos para imponerse al jugador local respaldado por el público de la pista central del All England Club londinense.
El serbio se enfrentará en la final al controvertido australiano Nick Kyrgios, que se clasificó directamente cuando el español Rafael Nadal anunció el jueves su retirada debido a una lesión en la zona abdominal.
"Esperemos que la experiencia juegue a mi favor", afirmó Djokovic, que a sus 35 años buscará su 21ª victoria en un Grand Slam frente al 40º tenista del mundo, quien no ha disputado nunca una final en uno de los grandes torneos.
En la semifinal, el vigente campeón sufrió tres roturas de servicio en la primera manga antes de tomar el control del partido.
Norrie "jugó mejor en el primer set", admitió el serbio, reconociendo que en unas semifinales de Grand Slam "hay siempre presión, de ti mismo y del exterior". Y considerando la ventaja del británico con "nada que perder" y "jugando en casa".
Djokovic comenzó el partido aparentemente desconcentrado, cometiendo inusuales errores contra el número uno británico, 12º tenista del mundo, de 26 años.
Perdió rápidamente el primer set y le costó encontrar soluciones contra el juego de Norrie hasta el octavo juego del segundo set, cuando logró quebrarle el servicio.
Norrie parecía encaminado a recuperar el terreno perdido pero dudó por un momento e inmediatamente el serbio aprovechó para llevarse la segunda manga.
A partir del tercer set, Djokovic volvió a ser él mismo, convirtiendo sus defensas en ataques y tomando las riendas frente al británico que, pese a su gran resto no logró recuperarse, multiplicando los errores no forzados llevado por la precipitación.
Djokovic busca su cuarto título consecutivo en Wimbledon -el torneo se canceló en 2020 debido a la pandemia- para sumarse al exclusivo club formado por Bjorn Borg, Pete Sampras y Roger Federer.
El serbio tiene además la motivación de que este será probablemente su último Grand Slam del año, ya que sin vacunarse contra el covid-19 no podrá viajar a Estados Unidos para disputar el US Open.