El próximo domingo 7 de julio, el Parque Simón Bolívar será testigo de una nueva historia de superación e inspiración.
En el marco de la Carrera Atlética Compensar, Henry Manrique Hormiga, un administrador de empresas nacido en Bogotá y que padece de una discapacidad visual, buscará cruzar la meta después de correr los 10 km de la competencia.
Henry, el segundo de ocho hermanos, comenzó su vida llena de esperanza y pasión por el deporte, pero con el pasar de los años, el destino le tenía deparado, lo que para él se ha convertido en el mayor reto de su vida.
A los 23 años, un diagnóstico de retinosis pigmentaria cambió su mundo y comenzó, de manera progresiva, a perder la visión. Tres años después, quedó totalmente ciego.
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"Nací con esta condición, pero no se me desarrolló sino hasta 23 años después. Comencé a tener una visión tubular, es decir, no podía ver hacia los costados.
Mes a mes, la condición se iba agravando, hasta que un día me levanté y no podía ver absolutamente nada. Fue como nacer de nuevo, tuve que aprender a caminar, a escribir y a comunicarme nuevamente", recuerda HenryManrique Hormiga, participante de la carrera.
El atletismo, su nueva ilusión
La oscuridad que invadió su visión no logró apagar su espíritu deportivo. Tras un duelo de siete meses, en el que se aisló del mundo, Henry encontró una nueva luz en el atletismo de alto Rendimiento.
En 2014, comenzó a correr, encontrando en el deporte una manera de sentirse productivo y libre. Asegura que el deporte lo hace sentir vivo, ya que su sangre corre con más tranquilidad, lo ayudó en su salud, bajó de peso y lo hace tener una mayor confianza.
“Aunque ya no compito a alto nivel ni en competencias paralímpicas, trato de participar en tres o cuatro carreras al año, esto me ayuda a entrenarme de manera integral. Espero que los 10K de la carrera los pueda culminar en 50 minutos. Esto me servirá como preparación para lograr completar 21K antes de que termine este año”, agregó Henry.
Al lado de Henry correrá su hijo, Santiago Manrique Rodríguez, un joven de 15 años, quien, desde muy pequeño, ha sido los ojos de su padre en diferentes aspectos, convirtiéndose en su guía y compañero de vida, ayudándolo no solo en su faceta deportiva, sino también como líder de poblaciones con discapacidad visual residentes en la localidad de Bosa.
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"Cuando comencé a tener conciencia, normalicé que mi padre tuviera su discapacidad. Desde los 7 años hacíamos deporte y siempre lo guie, en varias ocasiones montábamos bicicleta y logramos llegar a diferentes municipios de Cundinamarca, esto demuestra el nivel de resiliencia y dedicación que tiene mi padre", comentó Santiago.
Este vínculo ha fortalecido a ambos y Santiago también participará en la carrera corriendo 5 km, reflejando el espíritu de superación de su padre.
Para Henry y su hijo, esta competencia es más que un evento deportivo; es una oportunidad de demostrar que, a pesar de las adversidades, todos pueden encontrar propósito y alegría, además de demostrar que la verdadera victoria está en superar sus propios límites.