Mayer Candelo, técnico y exjugador colombiano, habló con Primer Toque sobre su presente como técnico, su pasado como jugador y los aprendizajes al lado de Juan Manuel Lillo.
Lillo. La relación con él empezó cuando estábamos en Millos, hay una linda y fuerte amistad, por la pandemia no he podido viajar a Europa, pero los teléfonos ayudan mucho, todos los días hablo con él, me deja tareas, informes y así voy creciendo, él tiene los méritos, nos enseñó mucho en muy poco tiempo, es un genio del fútbol, trabaja al lado de Guardiola y así me he ido alimentando.
Yo vine a ubicarme mejor al final de mi carrera, Lillo todo lo entregaba fácil. Nos convencía de las características que teníamos. Los mayores extrañamos cuando se fue, todos lloramos cuando él se despidió. Ahorita que estuve en Cortuluá implementé muchas cosas de él, llegué a dos finales de la B, lamentablemente no ganamos, pero intentamos jugar bien al fútbol.
Tareas con Lillo. Uno actúa por emociones y más nosotros los jóvenes. Vivimos en una controversia de cosas, me dice que no hay que ir a analizar el gol, sino la jugada previa del mismo. Él es muy detallista, todo nos lo entrega muy ‘molido’.
¿De qué se arrepiente? Yo tuve muchas opciones de seguir jugando, hoy a muchos directores de fútbol no tienen proyecto, siempre preguntan cuánto se quiere ganar y demás, hay que tener resultados desde el primer día, los tiempos son cortos y no hay oportunidad, pero no me arrepiento de retirarme, jugué hasta los 42 años.
Gamero. Es un gran entrenador que, con muy poco hace mucho, lo demostró en Chicó y Tolima. Siento que a Mackalister lo debemos aprovechar más por dentro que por la banda, ya que los recorridos son muy largos.
Cali. De niño siempre fui hincha de Cali, jugué y quiero volver a dirigir, ayudar en la formación y organizar muchas cosas, siempre quiero que gane títulos.
Millonarios. Siempre viví enamorado de Millonarios, desde el 2002 que estuve, vi su grandeza con el hincha, aunque tuvimos problemas económicos, siempre soñé con estar ahí, cuando volví lo hice con mucha esperanza. El profe Páez me llamó y no dude en ir. Tuve una revancha bonita, fue resistido al principio, pero mi carácter me ayudó, aguanté todo y la felicidad fue la estrella 14.