Real Madrid empató 1-1 ante el Shakhtar Donetsk y se clasificó para los octavos de la Champions, este martes en Varsovia, gracias a un gol de cabeza en el último suspiro del alemán Antonio Rudiger (90+5), que finalizó cubierto de sangre tras un choque con el portero.
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Shakhtar, que se adelantó con un cabezazo de Oleksandr Zubkov en el 46, tuvo la victoria en el bolsillo, pero finalmente el campeón de Europa dejó una vez más su sello. Es primero del grupo F con 10 puntos, mientras que el Leipzig tiene 6, el Shakhtar 5 y el Celtic Glasgow 1.
El equipo blanco, invicto esta temporada en todas las competiciones, es líder del grupo F con 10 puntos, mientras que el Leipzig tiene 6, el Shakhtar 5 y el Celtic Glasgow 1.
- Partido inoportuno -
En Varsovia el partido tenía sabor de inoportuno. Evidente para el equipo ucraniano, un Shakhtar Donetsk que debe jugar como local en Varsovia por la guerra, obligado a saltar al campo mientras sus ciudades sufren bombardeos masivos por parte de Rusia.
Y en cierta manera también para Real Madrid, que llegaba con la clasificación encarrilada y que debía dosificar fuerzas a cinco días de un importante Clásico contra el Barcelona en el Santiago Bernabéu.
No extrañó que su técnico Carlo Ancelotti dejara en el banquillo a indiscutibles como Vinicius, Eder Militao, David Alaba y Luka Modric. Eden Hazard tuvo una nueva oportunidad en el once.
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Con estos ingredientes el ritmo de juego se ralentizó. El equipo blanco se encargaba de la posesión y el ucraniano, agazapado, sacaba las garras en cuanto podía, recordando que fue capaz de ganar en Leipzig por 4-1 hace un mes.
Poco a poco el campeón europeo empezó a sumar ocasiones, con Karim Benzema (18) y Rodrygo (37) encontrándose con la solidez del arquero ucraniano Anatoli Turbin, que también sacó una mano potente tras un zapatazo de Fede Valverde (41).
En la otra portería su compatriota Andriy Lunin, de nuevo titular porque Thibaut Courtois sufre una ciática, casi no tuvo trabajo en la primera parte.
Y nada más comenzar la segunda poco pudo hacer en el cabezazo de Zubkov, que remató sin oposición después de que Ferland Mendy perdiera la marca en un centro desde la izquierda.
Los jugadores del equipo ucraniano se juntaron en una emotiva piña para celebrar un tanto con mucho simbolismo. Por detrás en el marcador, Ancelotti dio rápidamente entrada a Vinicius y Modric por un Hazard transparente y Aurélien Tchouaméni.