POR: JORGE BARRAZA
Cuando nadie sepa qué hacer con la pelota, mirará atrás y se la dará a Rodri; cuando el arquero esté apretado por un rival, saldrá con Rodri, aunque lo vea marcado; cuando el equipo no encuentre los caminos ofensivos para la victoria buscará al número 16… Él sabrá qué hacer, cómo desenredar la madeja del juego. Siempre con inteligencia y serenidad, con pase preciso y, seguro, limpiará la jugada y le dará un nuevo curso positivo a la acción. A derecha, a izquierda, arriba… Un distribuidor fantástico. Y cuando nadie esté acertado para el gol, también se hará cargo de ello. Es el centrocampista perfecto, con el que sueñan todos los entrenadores, muy técnico y con una solución para cada problema que el juego plantea. Para Rodri no hay canchas locales ni visitantes, brilla igual en todas. Es un cerebro, un termómetro y un ganador. Es el crack que jugará 60 partidos por año y será la figura en cincuenta y cinco. Es un atleta con temple, pero sin conflictos, con sólo una tarjeta roja en diez temporadas y 487 partidos.
Rodrigo Hernández, madrileño de 28 años, es el nuevo Balón de Oro y está bien. Es un premio que recompensa el talento, la regularidad, el puesto de mediocampista. Pocas veces en el historial del anhelado trofeo se ha concedido con tanta justicia. Un ganador irreprochable. En el lapso de elegibilidad -1° de agosto de 2023 y 31 de julio de 2024- Rodri ganó la Premier League con el City (por cuarta vez consecutiva) y la Eurocopa con España, siendo elegido en esta el mejor jugador del torneo. De propina, marcó 12 veces y asistió otras 15 entre club y selección, muchísimo para un medio de contención. En Rodri se premia el juego, la calidad, no sólo al que mete goles.
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Aunque fuera del período electivo, vale recordar que Rodri se coronó campeón de la Champions 2022-23 marcando el único gol de la final y ganó la Liga de Naciones 2023. Viene con altísimos méritos de hace tiempo. Es figura de club y de selección. De modo que no sólo es una elección merecida, también indiscutible y que honra al Balón de Oro. No hay forma de negar sus extraordinarios argumentos.
Lastimosamente, la 68° ceremonia del trofeo quedó atrapada por la polémica. La gala de premiación estaba fijada para las 21 de París. Unas seis horas antes se supo que la delegación del Real Madrid anulaba su viaje a Francia, enterado de que Vinicius no recibiría el galardón. Fue un enojo monumental. El avión charter para cincuenta personas quedó vacío en la pista del aeropuerto. El club blanco dio un portazo a la ceremonia, en la que sería de todos modos protagonista esencial pues ganó en varios rubros. Mejor equipo masculino del año, Carlo Ancelotti mejor entrenador, Kylian Mbappé ganador del trofeo Gerd Müller al goleador (junto con Harry Kane) y, Vinicius, Bellingham, Carvajal y Mbappé terminaron 2°, 3°, 4° y 6°.
Pero nada de eso alcanzó a atemperar la ira del club, que ni siquiera avisó que no asistiría. Una desconsideración absoluta, una falta de elegancia y de deportivismo total. Vinicius tenía excelentes méritos para ganar (no tantos como Rodri), simplemente los cien periodistas votantes se decantaron por el jugador del City. Era uno u otro. Los medios madrileños (y madridistas) estallaron como viudas, a muchos periodistas afines al club hubo que apantallarlos. Una locura total. El mundo Real Madrid prefería que lo obtuviera un extranjero y no un español, sólo porque este no juega en su equipo.
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“Si los criterios del premio no proclaman ganador a Vinicius, esos mismos criterios deben proclamar a Carvajal. Como esto no ha sido así, es obvio que Balón de Oro y UEFA no respetan al Real Madrid.Y el Real Madrid no está donde no se le respeta”, fue la sentencia puertas adentro del Bernabéu. “El Balón de Oro deja de existir para nosotros”, agregaron.
No hay ningún otro club en el mundo que exija, años tras año, que le den el Balón de Oro a sus jugadores como el Real Madrid. Si no es así, “no vale”, “está arreglado”, “hay trampa”, “es un escándalo”. No puede ser. Hay otros clubes en el planeta y otros buenos futbolistas. Es un caso de soberbia inaceptable. Figo, Cannavaro, Modric ganaron el premio en su momento por ser jugadores del Madrid, sobre todo. Lo mismo alguno de los trofeos logrados por Cristiano Ronaldo. Modric consiguió el Balón en 2018 presentando una tarjeta de 2 goles y 8 asistencias. Messi hizo esa temporada 45 tantos y 18 asistencias. Y salió quinto. Nadie protestó. Y aún cuando Luka es un maravilloso futbolista, no puede compararse con Leo. Pero está bien, el croata fue campeón de Champions 2018.
Los criterios de elección para France Football son tres: “1) Estado de forma durante la temporada. 2) Títulos colectivos logrados durante el año natural en curso. 3) Imagen pública del jugador, dentro y fuera del campo, donde entran en juego el Fair Play o los actos filantrópicos de la persona”. En los dos primeros hay cierta paridad, aunque a Vinicius le ha ido muy mal con Brasil. Ha hecho un solo gol en dos Eliminatorias y no ha obtenido laureles. Y la Copa América fue un fracaso para él. El tercer punto es la piedra que lo hunde: pelea con rivales, árbitros, público, provoca, está siempre al límite y genera un clima bélico.
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Cabe aclarar que la UEFA es corresponsable de la organización del evento, sin embargo, no tiene nada que ver en la elección, que sigue siendo resorte de France Football. Los votos están a cargo de 100 periodistas vinculados a la revista. Es un proceso muy serio y reservado. Danilo Díaz, magnífico periodista chileno que vota todos los años en la célebre compulsa y también en el The Best, de la FIFA, explica: “France Football jamás te sugiere a quien elegir ni te cambia un voto, hay un respeto total…” Justamente Danilo escogió vencedor a Rodri. Lo mismo sostienen Paché Andrade, histórico relator colombiano, y Carlos Enrique Rivera, narrador de ATB, de La Paz, Bolivia, quienes llevan más de veinte años votando.
El ultrafavoritismo de Vinicius fue cosa exclusiva del Real Madrid, que se considera un club por encima del sistema. Del club y de su poderoso entorno mediático. Para el resto del universo Rodri era un candidato impecable, muy difícil de vencer. Vincent García, director del premio de France Football, dio una clave de la derrota de Vinicius: “Real Madrid tuvo muchos jugadores en el top 5. La presencia de Bellingham y Carvajal evidentemente le quitó votos a Vinicius, los jurados repartieron sus decisiones entre ellos”. A su vez, Vincent Duluc escribió el editorial de la revista. “Una derrota electoral y una derrota moral”, tituló. Lo definió como un club sin clase al no concurrir a la gala y que “no acepta que el ganador no sea él”.
Despecho al margen, desde hoy mismo, todos los medios madridistas, con gran penetración en América Latina, empezarán a trabajar para conseguir el Balón 2025 para Mbappé o el mismo Vinicius. Pero les salió otro problema: Lamine Yamal. Es un fenómeno en potencia, tiene 17 años y mucho carisma. El lunes ganó el premio Kopa al Mejor Juvenil Mundial y entró séptimo en la tabla general. Es un candidato ideal para el año próximo. Y aunque sea español, lo bombardearán como acaban de hacer con Rodri.
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