Dos semanas han pasado desde que la Vuelta a España bajó la bandera en Barcelona, dos semanas en las que la ronda ibérica ha sido fiel a su lema: Pasión y Emoción. Primero los padecimientos (pasión viene de padecer búsquenlo en el diccionario), los primeros días fueron un verdadero calvario para la organización, con feroces temporales, ataques terroristas en Cataluña y accidentes en las llegadas. Pero después de la tormenta vino la calma y la segunda semana resultó plena de espectáculo deportivo, ahora si la Emoción.
El viernes pasado apuntábamos en esta columna a la perplejidad que dejó en el concierto ciclístico mundial el recital del Jumbo-Visma en el Tourmalet con los tres tenores: Jonas Vingegaard, Sepp Kuss y Primoz Roglic entrando al unísono en la meta del gigante pirenaico, puerto legendario del Tour de Francia y que por primera vez en toda la historia sirvió como “techo” de la Vuelta.
A ese “aperitivo” del viernes le seguían consecutivamente dos platos fuertes el sábado en Larra Belagua y el domingo en Lekunberri. Dos jornadas de montaña para cerrar la segunda semana, como si el Tourmalet hubiera sido solo un paseo de cicloturistas. Y es que el sábado asistimos a una resurrección, al renacimiento de un ave fénix desde las cenizas que aún dolida por el naufragio el viernes sacó casta, no olvidar que estamos en tierras taurinas, para llevarse una etapa que supo a título para el pequeño ogro, Remco Evenepoel.
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Las imágenes del belga cabalgando junto a Romain Bardet por las hirvientes cumbres pirenaicas que sirven como frontera natural entre Francia y España, quedarán grabadas a fuego en la retina durante los años a venir. Bardet que, por su gran estatura, parecía un padre que lleva a su hijo por la senda del ciclismo, la deportividad de los dos corredores que compartían el agua en casi un calco de la famosa fotografía de Coppi y Bartali más el remate final de Remco que llegó entre lágrimas a Larra Belagua pagaron la “boleta” de la jornada sabatina y en general de una Vuelta a la que le han llovido críticas, unas bastante acertadas y otras más en el terreno de la especulación y la búsqueda de likes.
Remco tuvo su revancha, pero todos los días sale el sol y el domingo se enfrentaba otro ardiente recorrido entre Pamplona y Lekunberri que esta vez tendría protagonismo colombiano como ya lo habíamos anticipado. Santiago Buitrago merecía la etapa más que nadie, armó la fuga de la fuga de la fuga, cerró huecos y lanzó ataques que dejaron estático al propio Evenepoel que buscaba el doblete, pero ya con las piernas limadas por su esfuerzo del sábado no pudo responder al cambio de ritmo del colombiano.
'Santi' parecía rumbo a repetir la gesta del Giro de Italia en las Tres Cimas del Lavaredo, pero un Caballo de Troya aguantó su paso. Rui Costa, ese portugués ingratamente recordado por Valverde y “Purito” Rodríguez en el mundial de Florencia 2013, ese mismo arcoíris que hasta ese condenado resbalón en la línea blanca era de “Rigo” Urán, no tengo pruebas, pero tampoco dudas. El luso, ya en las postrimerías de su brillante carrera, se adhirió a la rueda de Buitrago hasta la misma línea de meta en la que tirando de su veteranía superó al escarabajo y a un valiente Lennard Kammna que llegó a levantarse de una dura caída para disputar una nueva victoria de etapa.
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Portugal dejó a Colombia sin doblete de etapas en la Vuelta, de momento, porque tras este segundo y último día de descanso viene una tercera semana que promete nuevas opciones para los nuestros tanto en montaña como al sprint donde 'Sebas' Molano ya le entregó a Colombia una victoria en Zaragoza, dato para recordar en estos días de profetas del apocalipsis del ciclismo nacional.
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Y mientras eso pasaba el fin de semana, el líder Kuss y sus avispones asesinos no se despeinaban ni por un segundo, ostentando como si fueran medallas olímpicas el 1-2-3 de la general. El del Colorado entrará con su suéter rojo y su gran sonrisa a la tercera y última semana de un giro ibérico que reiniciará este martes con un trazado corto de solo 120.5 kilómetros entre Liencres Playa y Bejes, puerto de solo 4.8 kms pero un verdadero muro de rampas hasta el 15%.
Abrebocas perfecto para el mítico Anglirú del miércoles, gargantúa asturiano cuyas rampas finales del 20% llamarán la que quizá sea la última batalla por la general, ateniéndose siempre a lo que dicte su majestad el Jumbo-Visma.
El jueves se cerrará el tríptico de escaladas con meta en la cima de la Cruz de Linares tras paso por cuarto puertos y el viernes el “Rey” de Paipa tendrá su penúltimo chance en Íscar, antes del paseo de la victoria el domingo en Madrid. Jamón ibérico, queso manchego, un buen jerez y listos para una última semana Pasión y Emoción en La Vuelta.
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