El París Saint-Germain arrancará su año 2022 el lunes frente al Vannes, de la cuarta categoría, en los dieciseisavos de final de la Copa de Francia, marcados por la ola de covid-19 que sufre el país.

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Las medidas gubernamentales han hecho que los aforos máximos en estadios al aire libre se reduzcan a 5.000 espectadores. Por ello el partido ante el Vannes, que podía haber sido seguido por 9.600 personas en el recinto, tiene que adaptarse a ese límite legal, que bajará la afluencia a casi la mitad.

El PSG, defensor del título en Copa, espera no tener sobresaltos y sellar su pase a octavos de final. Será su segundo partido en esta edición de la Copa de Francia, después de haber eliminado en diciembre al 'amateur' Feignies-Aulnoye, de la quinta categoría.

En el resto de partidos de esta ronda la sombra del covid-19 está muy presente, con clubes muy afectados por positivos en sus planteles, lo que ha obligado a la Federación Francesa de Fútbol (FFF) a revisar su reglamento para facilitar que se pueda jugar y que los equipos puedan recurrir a hombres de sus filiales o formaciones juveniles.

El Burdeos, que anunció esta semana tener 21 bajas, había solicitado el aplazamiento de su duelo ante el Brest, pero sin éxito.

"Todavía no comprendo por qué el partido no fue aplazado", declaró al diario L'Équipe el presidente del Burdeos, Gerard Lopez.

Ese duelo entre Burdeos y Brest es uno de los tres enfrentamientos directos entre equipos de primera división. Los otros dos son Montpellier-Estrasburgo y Lens-Lille.

El Marsella tiene una misión teóricamente sencilla ante el Chauvigny, de la quinta categoría.

"Creo que el covid va a tener un papel muy importante, teniendo en cuenta el gran número de casos en Francia y en el mundo", estimó el viernes el técnico argentino del Marsella, Jorge Sampaoli.

"Nosotros tenemos solo dos casos, que no podrán viajar. Los otros jugadores están disponibles, pero tendremos que tener mucha precaución", afirmó.

Más problemas tiene el Mónaco, que tiene siete positivos al covid-19 y que acaba de separarse de su entrenador Niko Kovac.

Los monegascos juegan en esta ronda contra el Quevilly, de segunda división y que llegó a jugar una semifinal de Copa en 2010 y la final en 2012.